
Escribir. Decirle al papel lo que se quiere, lo que no se quiere, lo que se imagina y el hecho que no escapa de ser hecho.
Pero se escribe sobre escribir? Se escribe acerca de la incómodo que es escribir en Español en una computadora portátil, donde no se pueden marcar los acentos? Se escribe sobre como se frustra el escritor porque nunca puede escribir a la velocidad en la que se piensa? Se escribe acerca de cómo se sienten los dedos al teclado, o el lápiz al papel; como aveces un papel puede inspirar un escrito, o lo puede inspirar una palabra, o la manera en la que se escribió antes de escribir aquello que fue inspirado? Se escribe acerca de cómo aveces los personajes cobran vida y es como si el escritor no tuviese control alguno, como si el personaje fuese el que le ordena al escritor quién es y lo que ha de escribir? Algunos personajes son bastante atrevidos, amenazan al escritor y le dicen todo tipo de barbaridades. Otros, al próximo instante de ser creados desean allí mismo ser fusilados, y otros se van apagando cada día más al ver su dura, cruda y predecible existencia plasmada en un papel. Tal vez la culpa es mía, por no saber describirlos, por no saber alimentarlos, por no saber amarlos u odiarlos, por no encontrar las palabras correctas, o el lugar correcto, o la intención correcta. Tal vez se trata de mi propia vida que se mete intrusa en la vida de mis personajes. Tal vez no quiero realmente inventar personajes. Tal vez quiero reinventar mi vida, hacerla más fantástica, más creativa, más emocionante, o tal vez
menos fantástica, menos creativa, menos emocionante.
Hace tanto tiempo que no escribo como realmente quisiera escribir. Hace tanto tiempo que siento que mis palabras murieron como peces capturados, dejados por muertos, abandonados, moribundos a las orillas del mar. Hace tanto tiempo que siento que mis palabras se esfumaron con un amor, con un libro, con un acontecimiento, con la melancolía, con la rabia, con la creatividad que realmente le pertenecía a otro escritor. Y sí, esto es una prueba. También es una huelga, al hábito de ignorar las palabras que fluyen y gobiernan sin permiso mi vida. A todas las veces que he tenido la oportunidad de escribir algo mágico y no lo he hecho. Es una prueba a todas mis intenciones. Abrí una bitácora(blog) con el pretexto de escribir cosas muy superficiales, muy cotidianas, muy de la prensa cuando en realidad lo que siempre he querido hacer es publicar mis propias palabras, mi propio estilo, mi propia voz. He querido disfrazarlas, doblarlas, editarlas, arrancarlas, morderlas. Algunas veces me las he comido y las he vuelto algo completamente ajeno a mí. Entonces, qué es esto? Esto es MAS que una prueba. Es más que una huelga. Es una DECISIÓN, es una revolución de palabras que ni Anel Vicente sabía que Anel Vicente tenia. Escribiendo sobre escribir, escribiendo sobre las veces que he querido, no he querido y he estado confusa acerca de querer escribir.
Pensé porque tal vez no había sido bendecida con la educación más expectacular del planeta, porque no acostumbro a leer a los GRANDES escritores hispanos, tal vez no tengo DERECHO a escribir. Tal vez mis escritos son muy crudos, muy directos, muy desabridos. Pero tal vez esa es la parte en la que debo confiar, que si es suficientemente bueno para mí, es suficientemente bueno para el mundo.