Def Poetry Presenta: Mayda Del Valle

Para todos los hombres que he amado antes- Parte 1

No somos sus madres.
Han estado nutriendose de los pechos de una mujer por anos, sin embargo vienen a nosotras heridos y llenos a medias con promesas que solo pueden cumplir a medias,
tratando de chuparnos hasta secar nuestros ultimos sentidos propios.

Nos hemos acostumbrado demasiado a las noches sin dormir, y las almohadas mojadas se han acostumbrado demasiado a nuestras camas vacias, esperando ser hundidas por los cuerpos de hombres pesados de sexo y las manos de otras mujeres;
y nosotras solo queremos ser amadas, y amarnos a si mismas incondicionalmente,
simplemente anhelando saber la verdad de que si ustedes nos pueden amar realmente o no, jugando el papel de Hester Prynne, teniendo cartas escarlatas en nuestros pechos, convertiendonos en adulteras, enganandonos a si mismas fuera de lo que realmente merecemos, dispuestas a conformarnos con menos, dispuestas a ser un poquito menos que una diosa, dispuestas a acostarnos con el enemigo.

Hombres demasiado asustados como para dejar de actuar como ninos, pensando que podemos amar sus cicatrices.

Entonces tomamos los latigos de las inseguridades que nos depositan, y lamemos nuestras heridas en luto silencioso por las ninas que perdemos al minuto.

Parte 2

Dijiste que tenias una memoria fotografica. Pero aparentemente olvidaste que la honestidad comienza siendo sincero contigo mismo, y con los que dices que amas. La verdad no se puede esconder. Lo que esta nublado y oscuro siempre saldra a la luz, amor. Debiste saber eso, clamando que habias visto mi luz tan claramente y brillosa. Me imagino que las cosas pasan. Solo deseo que no hubiese sido a mi. Y me imagino que es mucho mejor haber amado y perdido que nunca haber amado. Yo se que eso es algo facil de decir pero aun voy a tratar de vivir por eso. Aun tratare de recobrar mi fe, y ahora dormire en almohadas secas, en una cama lo suficientemente grande para amarme a mi misma. Me despertare las proximas mananas con mis ojos secos y brillosos, llenos de sabiduria de que no tengo precio. Removere la carta escarlata de mi pecho y tomare la mano de la nina que solia ser y decirle lo siento; siento haberte enganado fuera de la felicidad que siempre te has merecido, y esperare por un hombre que venga a mi vida y me pueda dar la verdad de cuanto puede amarme realmente.