Los Multicaminos de la vida / The Multiways of life
Tuesday, July 28, 2009
Después De Todo...
After all, I'm human. I get hurt and get scared too. All this about being a strong woman is not really true. All of it comes solely from having endured much and thanks of course to my dad, who is even more stubborn than me. I'm definitely more reasonable, but perhaps it would do some good to show my true colors, that I do need help and that I do want to be understood and loved just as I am. Maybe I believe deep down that no one likes or loves a weak woman. But again, maybe I'm not a weak woman. Maybe I'm just Wonder Woman, who has a weak spot.
***************************************
Después de todo soy humana. Existen cosas que me duelen y que me asustan también. Todo esta lucha de ser una mujer fuerte no es verdad. Todo tiene raíz solamente con el hecho de haber sobrevivido ante mucho, y gracias a mi padre claro, que es aun más testarudo que yo. Definitivamente soy más razonable, pero tal vez me haría bien mostrarme como realmente soy, que sí necesito ayuda y que deseo ser comprendida y amada tal como soy. Tal vez en el fondo creo que a nadie le agrada o ama a una mujer débil. Pero una vez más, tal vez no soy una mujer débil. Tal vez soy la Mujer Maravilla, con un lado que me hace llorar.
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Friday, July 24, 2009
Can't Wait!
For my nieces to come back from their vacation.
To start college again this fall!
To begin a very special training.
For the ending of Mansfield Park.
For how the characters will develop in my latest fiction work.
For many wishes I've always had and never felt as close as I do now!
And I most definitely can't wait for what comes next in some of my favorite shows:
Have a nice weekend everyone!
Friday, July 17, 2009
Un Poco Desnuda Ante Mis Palabras
*Only In Spanish
Creo que desde que tengo memoria he tenido un amor platónico con las palabras. Tal vez comenzó con Don Quijote, o tal vez es que creo que fue el primer libro que leí por gusto. Pero siempre me han fascinado. Me gusta cómo las palabras tienen el poder de decir cosas, describirlas, contarlas, inventarlas. Sin las palabras no hubiese una manera de describir sentimientos y experiencias.
Recuerdo cómo me gustaba ver al Fantasma Escritor en Discovery Kids cuando viví en mi país. Recuerdo cómo soñaba con ser uno de esos chiquillos y tener esas experiencias. Siempre me ha gustado descubrir cosas. Por eso me gustan las historias que se van abriendo como una flor. Pero mi momento preferido es siempre cuando las cosas estallan. Ese instante en que las cosas se descubren y le toca a los personajes reaccionar de una manera drástica. Aborrezco los personajes que se quedan callados, los que se guardan las cosas y los hipócritas. Creo que si algo se merece el lector es eso.
Después llegó la época en la que me gustaban los poemas. Recuerdo que solía escribirles cartas de amor y poemas a mis amigas para que se las enviaran a los chicos que les gustaban. Y recuerdo como yo les preguntaba:
¿Qué sientes por él? ¿Qué es lo que más te gusta de él?
Y yo pretendía que yo era ella y escribía:
“Tus ojos son como la miel que me endulza el día. Sin ti fuera amarga y muerta porque solo me siento viva al verte, cuando mi corazón late a mil. Anhelo besarte y temo que después de hacerlo no pueda parar y se convierta en todo el alimento que necesitaré para toda una vida.”
A mis amigas les encantaban esos poemas y cartas. Llegaron momentos en que pensé que tan solo con escribir una tremenda declaración de amor, tal vez pudiera hacer que un chico se enamore perdidamente de mí. Pero nunca sucedió como yo esperaba. Yo siempre esperé que mi primer amor fuese como en las telenovelas. Pero cuando me ‘enamoré’ por primera vez en 5to grado, mi ‘amor’ me dió un ‘ultimátum’. El quería tocarme inapropiadamente, y como yo dije que no, pues yo me lo perdí. Entonces nunca fui su novia. Mi historia de amor. Yo esperando por un príncipe azul y siempre me llegaba un sapo.
Les escribí varias cartas a mis padres. En ellas yo les explicaba como ellos no me querían. Siempre les daba razones y les hacía saber cómo me sentía. Yo nunca pude callarme las cosas. Las palabras siempre fueron mi liberación. Y a los 10 años yo sentía que tenía una cuerda atada a mi garganta. Para mi sorpresa esas cartas solo empeoraron las cosas. Yo nunca estuve consciente del por qué pasaba lo que pasaba en mi casa. Buscaba explicaciones y hacia preguntas. Nunca encontré respuestas.
Nunca me ha gustado el no saber. Siempre quiero una explicación detallada cuando se trata de algo serio. Y entonces comencé a leer Juventud En éxtasis. Y tal vez lo leí demasiado joven porque pensé tanto en lo que leí que inmediatamente marqué mis prioridades y dije que nunca tendría relaciones íntimas antes de casarme.
A los 13 me enamoré de un personaje de telenovela que se hacía llamar “Juan Diablo”. Me enamoré a tal punto que comencé a escribirle cartas y a imaginar que el día en que nos viéramos, el las leería y sería como si no hubiese pasado tiempo alguno entre nosotros. Esa fase acabó pronto después de la conclusión de la telenovela.
Entre los 14 y 15 años realmente comencé a madurar. Comencé a cuestionar el por qué de las cosas. Me volví Atea, leí a Homero, a Sócrates, a Thoreau. Me pasaba el tiempo pensando y escribiendo. Me aburría en las clases. Siempre me aburrían las clases a menos que fuera Inglés o Español. Tuve la fortuna de tener dos buenos maestros que no tan solo amaban las palabras sino que eran grandes pensadores y de vez en cuando retaban mi mente a pesar de los estudiantes que no comprendían o que nos les interesaba. Estas fueron las personas con las que yo y mis amigas conversábamos aun después de la escuela. La fascinación de la vida. La sabiduría que existía detrás de tantas cosas. Tantas verdades que se escondían y que la gente no veía. Y en busca y busca de la sabiduría me encontré con un compañero que se creía buen pensador. Me enamoré como una cucaracha que ha sido empapada de Baygón y después de dar vueltas y vueltas se tira a morir porque sabe su destino. Este amor me costó muchas lágrimas, horas sin sueño y muchas, muchas palabras. A este le escribí una declaración de amor de 7 páginas junto con los tantos poemas y cartas de los que solo vió al menos 3 de la colección. Hablando de esto, mi mejor amiga que lee este blog ha ‘puesto en mal sitio’ el sobre donde se encuentra esta carta. Esperemos que algún día aparezcan. No sé por qué quisiera recuperar estos recuerdos. Tal vez porque son la única evidencia de que los tengo. En fin, seguí escribiendo.
Le escribí a mi maestro de Inglés filosofías de la vida y de la muerte, y también intentaba sin éxito describirme. A mi maestro de Español le escribí cuentos, poemas, monólogos y varias obras que ensayamos en el grupo de teatro. El nos hacia reflexionar en Márquez, Neruda, Rulfo, Sor Juana Inés, Benedetti y tantos otros.
Recuerdo que tenía un maestro de historia cuya clase me parecía un chiste. A este le escribí una carta de 3 páginas describiendo lo mal maestro que era. Yo me quedé con una copia y le hice otra copia a mi Director. El maestro no supo contestarme. El director se rió muchísimo y pensó que tal vez fue cobardía de parte de mi maestro, ya que el al igual que yo piensa que si alguien te escribe, debes de responderle con la misma consideración y metodología.
Las palabras describieron mi vida y la descubrieron también. Creo que yo no sabía quién era hasta que alguien me enseñó que yo podía escribir, y que las palabras más que nada eran atrevidas. Se atreven a decir lo que nadie quiere pensar, ni sentir, ni decir.
Olvidé a mi primer novio y las palabras cesaron. Le decía a mi maestra de Literatura que ya no podía escribir. Y ella delante de toda la clase profesó que yo solo tendría que reencontrarme con mi ex para que volvieran, que no era tan difícil. Esa vez fue la primera vez que comencé a dudar esto de escribir. Pensé: tal vez él se llevó todas mis palabras. Pero no, no fue así. Porque después de esto tuve una relación muy apasionada, y esas mismas palabras que salían de mí profesando ese amor tan profundo, fueron usadas para describir deseos momentáneos. Y esas palabras se convirtieron poco a poco en provocaciones, acciones y desilusiones. Esas no duraron mucho. Tal vez duraron más las horas que pasé desmenuzando los poemas de Yrene Santos. Y me agradó saber que yo no estaba sola, que para cada etapa de mi vida existe un escritor.
Las palabras siempre me han acompañado en cada instante de mi vida. Y siempre vivo esperando el material perfecto para publicar. Pero viven cambiando. Ahora son de Dios, de filosofías, a veces de ficción y no sé de qué más. Las palabras. Aveces vienen en Inglés. Otras veces en Español. Y no tengo control sobre ellas. Aveces son muy tontas y las borro, y otras son demasiado buenas y nunca las publico. Este es el primer post que se parece al título de mi blog. Pero tal vez este sea el último en el que sea tan transparente. Tal vez nunca publicaré nada. Tal vez por eso no pude seguir los pasos de Karina Rieke. Tal vez porque las palabras son tan personales para mí que yo nunca podría hacerlas un negocio.
Una vez tuve una conversación con Juan Villar- mi ex director- acerca de mis poemas. El me dijo: Anel, cuando tu escribes algo, eso deja de ser tuyo. Le pertenece al lector, quien sea que sea, y él tiene el derecho de interpretarlo como quiera.
Tal vez estas palabras no son mías, y hoy se las regalo a este blog.
Creo que desde que tengo memoria he tenido un amor platónico con las palabras. Tal vez comenzó con Don Quijote, o tal vez es que creo que fue el primer libro que leí por gusto. Pero siempre me han fascinado. Me gusta cómo las palabras tienen el poder de decir cosas, describirlas, contarlas, inventarlas. Sin las palabras no hubiese una manera de describir sentimientos y experiencias.
Recuerdo cómo me gustaba ver al Fantasma Escritor en Discovery Kids cuando viví en mi país. Recuerdo cómo soñaba con ser uno de esos chiquillos y tener esas experiencias. Siempre me ha gustado descubrir cosas. Por eso me gustan las historias que se van abriendo como una flor. Pero mi momento preferido es siempre cuando las cosas estallan. Ese instante en que las cosas se descubren y le toca a los personajes reaccionar de una manera drástica. Aborrezco los personajes que se quedan callados, los que se guardan las cosas y los hipócritas. Creo que si algo se merece el lector es eso.
Después llegó la época en la que me gustaban los poemas. Recuerdo que solía escribirles cartas de amor y poemas a mis amigas para que se las enviaran a los chicos que les gustaban. Y recuerdo como yo les preguntaba:
¿Qué sientes por él? ¿Qué es lo que más te gusta de él?
Y yo pretendía que yo era ella y escribía:
“Tus ojos son como la miel que me endulza el día. Sin ti fuera amarga y muerta porque solo me siento viva al verte, cuando mi corazón late a mil. Anhelo besarte y temo que después de hacerlo no pueda parar y se convierta en todo el alimento que necesitaré para toda una vida.”
A mis amigas les encantaban esos poemas y cartas. Llegaron momentos en que pensé que tan solo con escribir una tremenda declaración de amor, tal vez pudiera hacer que un chico se enamore perdidamente de mí. Pero nunca sucedió como yo esperaba. Yo siempre esperé que mi primer amor fuese como en las telenovelas. Pero cuando me ‘enamoré’ por primera vez en 5to grado, mi ‘amor’ me dió un ‘ultimátum’. El quería tocarme inapropiadamente, y como yo dije que no, pues yo me lo perdí. Entonces nunca fui su novia. Mi historia de amor. Yo esperando por un príncipe azul y siempre me llegaba un sapo.
Les escribí varias cartas a mis padres. En ellas yo les explicaba como ellos no me querían. Siempre les daba razones y les hacía saber cómo me sentía. Yo nunca pude callarme las cosas. Las palabras siempre fueron mi liberación. Y a los 10 años yo sentía que tenía una cuerda atada a mi garganta. Para mi sorpresa esas cartas solo empeoraron las cosas. Yo nunca estuve consciente del por qué pasaba lo que pasaba en mi casa. Buscaba explicaciones y hacia preguntas. Nunca encontré respuestas.
Nunca me ha gustado el no saber. Siempre quiero una explicación detallada cuando se trata de algo serio. Y entonces comencé a leer Juventud En éxtasis. Y tal vez lo leí demasiado joven porque pensé tanto en lo que leí que inmediatamente marqué mis prioridades y dije que nunca tendría relaciones íntimas antes de casarme.
A los 13 me enamoré de un personaje de telenovela que se hacía llamar “Juan Diablo”. Me enamoré a tal punto que comencé a escribirle cartas y a imaginar que el día en que nos viéramos, el las leería y sería como si no hubiese pasado tiempo alguno entre nosotros. Esa fase acabó pronto después de la conclusión de la telenovela.
Entre los 14 y 15 años realmente comencé a madurar. Comencé a cuestionar el por qué de las cosas. Me volví Atea, leí a Homero, a Sócrates, a Thoreau. Me pasaba el tiempo pensando y escribiendo. Me aburría en las clases. Siempre me aburrían las clases a menos que fuera Inglés o Español. Tuve la fortuna de tener dos buenos maestros que no tan solo amaban las palabras sino que eran grandes pensadores y de vez en cuando retaban mi mente a pesar de los estudiantes que no comprendían o que nos les interesaba. Estas fueron las personas con las que yo y mis amigas conversábamos aun después de la escuela. La fascinación de la vida. La sabiduría que existía detrás de tantas cosas. Tantas verdades que se escondían y que la gente no veía. Y en busca y busca de la sabiduría me encontré con un compañero que se creía buen pensador. Me enamoré como una cucaracha que ha sido empapada de Baygón y después de dar vueltas y vueltas se tira a morir porque sabe su destino. Este amor me costó muchas lágrimas, horas sin sueño y muchas, muchas palabras. A este le escribí una declaración de amor de 7 páginas junto con los tantos poemas y cartas de los que solo vió al menos 3 de la colección. Hablando de esto, mi mejor amiga que lee este blog ha ‘puesto en mal sitio’ el sobre donde se encuentra esta carta. Esperemos que algún día aparezcan. No sé por qué quisiera recuperar estos recuerdos. Tal vez porque son la única evidencia de que los tengo. En fin, seguí escribiendo.
Le escribí a mi maestro de Inglés filosofías de la vida y de la muerte, y también intentaba sin éxito describirme. A mi maestro de Español le escribí cuentos, poemas, monólogos y varias obras que ensayamos en el grupo de teatro. El nos hacia reflexionar en Márquez, Neruda, Rulfo, Sor Juana Inés, Benedetti y tantos otros.
Recuerdo que tenía un maestro de historia cuya clase me parecía un chiste. A este le escribí una carta de 3 páginas describiendo lo mal maestro que era. Yo me quedé con una copia y le hice otra copia a mi Director. El maestro no supo contestarme. El director se rió muchísimo y pensó que tal vez fue cobardía de parte de mi maestro, ya que el al igual que yo piensa que si alguien te escribe, debes de responderle con la misma consideración y metodología.
Las palabras describieron mi vida y la descubrieron también. Creo que yo no sabía quién era hasta que alguien me enseñó que yo podía escribir, y que las palabras más que nada eran atrevidas. Se atreven a decir lo que nadie quiere pensar, ni sentir, ni decir.
Olvidé a mi primer novio y las palabras cesaron. Le decía a mi maestra de Literatura que ya no podía escribir. Y ella delante de toda la clase profesó que yo solo tendría que reencontrarme con mi ex para que volvieran, que no era tan difícil. Esa vez fue la primera vez que comencé a dudar esto de escribir. Pensé: tal vez él se llevó todas mis palabras. Pero no, no fue así. Porque después de esto tuve una relación muy apasionada, y esas mismas palabras que salían de mí profesando ese amor tan profundo, fueron usadas para describir deseos momentáneos. Y esas palabras se convirtieron poco a poco en provocaciones, acciones y desilusiones. Esas no duraron mucho. Tal vez duraron más las horas que pasé desmenuzando los poemas de Yrene Santos. Y me agradó saber que yo no estaba sola, que para cada etapa de mi vida existe un escritor.
Las palabras siempre me han acompañado en cada instante de mi vida. Y siempre vivo esperando el material perfecto para publicar. Pero viven cambiando. Ahora son de Dios, de filosofías, a veces de ficción y no sé de qué más. Las palabras. Aveces vienen en Inglés. Otras veces en Español. Y no tengo control sobre ellas. Aveces son muy tontas y las borro, y otras son demasiado buenas y nunca las publico. Este es el primer post que se parece al título de mi blog. Pero tal vez este sea el último en el que sea tan transparente. Tal vez nunca publicaré nada. Tal vez por eso no pude seguir los pasos de Karina Rieke. Tal vez porque las palabras son tan personales para mí que yo nunca podría hacerlas un negocio.
Una vez tuve una conversación con Juan Villar- mi ex director- acerca de mis poemas. El me dijo: Anel, cuando tu escribes algo, eso deja de ser tuyo. Le pertenece al lector, quien sea que sea, y él tiene el derecho de interpretarlo como quiera.
Tal vez estas palabras no son mías, y hoy se las regalo a este blog.
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Wednesday, July 15, 2009
Hombres Y Mujeres
Maybe we're not so different. Maybe the truth is that we are all only as strong as we allow ourselves to believe we are. We're all fooling ourselves with the illusion of inmortality.
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Tal vez no somos tan diferentes. Tal vez la verdad es que solo tenemos la cantidad de valentía que permitimos creer tener. Todos nos estamos engañando con la ilusión de la inmortalidad.
Wednesday, July 8, 2009
Wednesday, July 1, 2009
Lost & Found
Solo cuando sientes que lo has perdido todo; cuando has estado a una pulgada de la locura, en el borde de la desesperación; sin esperanza, sin amor, sin una luz; ahí es donde realmente puedes percibir la vida, casarte con ella, entenderla, tomarla de la mano, y dejar que ella te tome a la vez.
Te das cuenta de que has perdido, lo que ni sabías que tenías.
**************************************************
Only when you feel that you have lost it all; when you've been an inch away from madness, in the brink of desperation; without hope, without love, without a light; can you really grasp life, marry it, understand it, take it on a ride, and let yourself be ridden by it all at the same time.
You realize that you've lost what you didn't even know you had.
Te das cuenta de que has perdido, lo que ni sabías que tenías.
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Only when you feel that you have lost it all; when you've been an inch away from madness, in the brink of desperation; without hope, without love, without a light; can you really grasp life, marry it, understand it, take it on a ride, and let yourself be ridden by it all at the same time.
You realize that you've lost what you didn't even know you had.
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Amanecer en Santo Domingo/Sunrise in Santo Domingo
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